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Los sueños sin límites de la niña que hace todo con los pies

Jueves 04 de Agosto de 2016

 

La botonera para llamar al ascensor del colegio Juan Luis Undurraga está a 80 centímetros del suelo, justo a la altura de las cejas de Sofía Pincheira. Una pequeña estirada le basta para apoyar la pera en el tablero y presionar el botón del nivel de su sala de clases.

El año 2000, cuando tenía cinco meses de embarazo, Denisse Guzmán tuvo su única ecografía. Le dijeron que Sofía, su hija, venía bien, que estaba todo normal. Luego del parto, los médicos le preguntaban con insistencia si había tenido contacto con pesticidas o algo parecido. Otros niños en San Carlos y otros pueblos de la Octava Región habían nacido ese año con malformaciones. Algunos no sobrevivieron.

Sofía tenía un problema en las extremidades y además dificultades con la estatura. “Cuando vi su cara, le dije: ‘Hija, voy a hacer todo por ti, todo lo que te haga falta, todo lo que tú no tienes’. Siempre la vi como alguien normal, nunca la escondí, andaba con ella en la calle con la frente en alto”, cuenta la mamá de la estudiante de 15 años que es presidenta del Centro de Alumnos y que a falta de brazos hace su vida con los pies. Calcetines y zapatillas para moverse, dedos libres para tomar el lápiz.

Sofía Pincheira toca el piano y es parte de la orquesta de su colegio. Hace poco estuvo en un concierto en Cerrillos y las caras de sorpresa fueron las mismas que pusieron sus compañeros cuando se sentó frente al teclado por primera vez. Juega además en el equipo de bochas del Undurraga, juega con su hermano chico, Carlos, que va a cumplir ocho años, baila cueca para el 18 y ahora le pidió a su profesor de Música que le enseñe a tocar charango. Sus ganas de aprender vienen desde antes de los cuatro años, cuando hizo sus primeros recortes con tijera y sus primeras pinturas. A esa edad, recuerda Denisse, tomó un lápiz y se puso a escribir.

Llegó hace un año al colegio Undurraga. Sofía venía del Pablo Neruda, cerca de la plaza de Quilicura, pero solo llegaba hasta octavo.

-¿Qué es lo que más te cuesta de todas las cosas que haces?

-El Centro de Alumnos, porque me cuesta liderar, pasar al frente de todos y hablar con micrófono. Siento que todavía no tengo personalidad para hablar frente a muchas personas, aunque sean de mi misma edad.

-¿Y cómo fue que llegaste a ser candidata?

-Un día estaba en el almuerzo y llegó un compañero de otro curso a decirme: “Sofía, ¿sabes?, necesitamos ayuda, queremos que seas la presidenta del Centro de Alumnos para tirar nuestra lista”. Conversé con mis papás, me dieron consejos y les dije: “Ya, los apoyo”. Es genial estar ahí con los chiquillos, el equipo que tenemos es muy bueno y queremos tratar de hacer algo por el colegio, para los alumnos.

-Uno podría pensar que es mucho más difícil tocar el piano con los pies.

-Es que cuando ya sabes escribir con los pies, el resto se hace más fácil, porque te acostumbras. Corto con tijeras, pinto y yo creo que voy a poder tocar charango.

Cuando tenía diez años de edad, Sofía pidió un instrumento musical para practicar. Su padre, Juan Pincheira le compró un teclado pequeño y ella empezó a buscar las notas. Vivían en San Gregogio, en el campo, muy cerca de San Carlos y de Parral. Recuerda ella que le gustaba descansar, que el aire era distinto y que adoraba la alfombra que le ponía su mamá en el piso para que pudiera leer más cómoda. Denisse cuenta que vivían el final de un fundo. Su esposo trabajaba y aún trabaja en Santiago. Antes iba los fines de semana a la casa. Desde 2004, cuando llegaron a la capital, pueden estar toda la semana juntos.

En Quilicura les costó encontrar colegio. En el Undurraga, 253 de sus 1.593 alumnos son del Programa de Integración especial, es decir, el 16% tiene alguna necesidad especial, transitoria o permanente. El establecimiento se adapta a lo que niñas como Sofía necesitan. Ella, por ejemplo, tiene su asiento especial al final de la sala, en la fila central. Tiene que quedar arriba de la altura de la mesa, para poder escribir con los pies. Necesita ayuda para subir y el resto lo hace sola. El cuidado de los pies es compartido. “Ella se arregla las uñas, yo le hago el aseo general”, apunta su madre y agrega que admira la habilidad que ha desarrollado Sofía. “Entró a la Teletón cuando tenía seis días de vida y pensaron que no iba a poder hacer nada. Es bien impresionante las cosas que hace, siempre la destacan y la invitan. Ahora solamente va a controles”, explica Denisse Guzmán.

Sofía Pincheira tiene además una pierna más larga. Esa malformación le provocó una escoliosis que la tuvo con dolores por muchos años. El 2011 por fin la operaron y le redujeron de 130% a 80% la desviación en la columna. “Me costó mucho volver a caminar. Cuando más chica podía comer sola. Me sentaba y comía sola, pero la espalda después me limitó. Ahora tengo que ponerme una faja para que mis hombros se levanten y mi columna no se enchueque o mis órganos después no van a dar más”, cuenta.

-¿Qué cosas no puedes hacer por ti misma, Sofía?

-Ir al baño, ducharme y trasladarme. Cuando ya salgo del colegio, tengo que andar en silla de ruedas y necesito una persona que me ayude con la silla.

-Ayer me respondiste por WhatsApp...

-Ja, también con los pies.

-¿Qué te provoca tu estatura?

-No sé, no lo he pensado, no es tema para mí. Mido como noventa centímetros y puedo hacer lo mismo que cualquier persona.

-¿Qué dicen tus compañeros?

-Que soy bacán, porque hago muchas cosas y a veces la gente se queja por hacer algo mínimo.

-¿La educación te ha marcado?

-Sí. Quiero ser alguien en la vida, quiero ser profesional, quiero se sicóloga. Acá voy a seguir Telecomunicaciones, porque es técnico profesional, pero después voy a sacar algo humanista y después Sicología.

-¿Qué les dirías a los niños que ponen excusas para estudiar o que ven dificultades para perseguir sus metas?

-Que estudien, que piensen un poco, que vean el mundo exterior. Si yo puedo hacer muchas cosas y sigo ahí sin problemas, con una sonrisa, deberían tomar conciencia. Uno así puede lograr muchas cosas en la vida.

-¿Por qué te ríes siempre?

-No sé, es mi forma de ser.

-¿Alguna pena en tu vida?

-Sí, el fallecimiento de una profesora del colegio donde estaba antes. Nos apoyábamos mutuamente, éramos muy amigas, ella tenía cáncer. Yo estuve con ella hasta el final.



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