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Es Jueves Santo y estamos en cuarentena

Martes 07 de Abril de 2020

 

Este Jueves Santo y estamos en cuarentena. 

Este fin de semana no iremos a la playa, ni siquiera  al parque. Tampoco podremos participar de las ceremonias que hacemos en los colegios o en nuestra parroquia.  
En este contexto, todo ha cambiado. Nos preguntamos en muchas ocasiones qué será lo primero que haremos cuando termine este aislamiento.
Extrañamos los abrazos, extrañamos los rostros y sonrisas de nuestros niños y niñas en la escuela, extrañamos a los amigos y a la familia extensa. Incluso, extrañamos aquellas cosas de las que nos quejamos en algún momento, como las cuadras de más que había que caminar porque el metro estaba cerrado.
Es imposible no conmoverse con lo que está sucediendo hoy en el mundo y en nuestro país. Quisiéramos en este momento apañarnos y poder acompañarnos en el dolor y, sin embargo cuando nuestros hermanos, padres o amigos se contagian de esta enfermedad o de otras, no podemos estar con ellos y eso nos mantiene en una impotencia que se expresa en nuestros sueños y que genera una carga invisible que llevamos a cuestas.
Es Jueves Santo y estamos en cuarentena.  Jesús se nos revela en el Evangelio, nos muestra rasgos de su profunda humanidad. 
En Jueves Santo, Jesús se sienta a la mesa con discípulos y nos enseña que ahí en medio de la vida, en gestos tan cotidianos como partir el pan (la churrasca que hemos hecho en casa) es que acompaña nuestra vida. 
Jesús está, sentado junto a mí en mis padres, mis hijos, en la familia que me acompaña cada día. 
Es en esa mesa, en la que está lo sagrado, lo trascendente, lo más valioso. Una mesa en la que se sientan todos y todas, y que son invitados a compartir, como Jesús se comparte a sí mismo. 
Nosotros tenemos una ofrenda que poner en la mesa para compartir también hoy con Jesús. Tenemos el amor que nos une como familia, con nuestras diferencias y dificultades.
Tenemos el trabajo diario, que en medio de todas las vicisitudes, se mantiene con la convicción de que cuando velamos por las oportunidades para nuestros estudiantes, estamos resguardando que ellos, los predilectos de Dios, tengan un lugar en la mesa.
Tenemos la convicción de que con nuestro trabajo estamos haciendo de Chile una mesa para todos y todas, construyendo equidad y justicia.
Es Jueves Santo y tenemos las manos llenas de los frutos de nuestro amor para dar y compartir.
Sentémonos a la mesa, cada uno en sus casas, pero unidos a esta gran mesa de Belén Educa, de este pueblo de Dios que busca sediento su huella para amar y servir, de este país que necesita el aliento de su Espíritu que renueva todas las cosas.
Sentémonos a la mesa y con gratitud, disfrutemos de los momentos cotidianos y de las cosas sencillas.

Loreto Figueroa
Directora del colegio Lorenzo Sazié





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