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Por siempre en nuestros corazones

Viernes 09 de Abril de 2021

 

Comenzamos este 2021 despidiendo a dos personas queridas que marcaron a las comunidades de sus colegios, San Alberto Hurtado y Padre Damián, y a muchos de nosotros en Belén Educa. Se les extrañará profundamente, pero las honraremos recordándoles e inspirándonos con su legado de servicio y entrega.

  • Elsa y su amor por hacer las cosas bien

Terminaban las vacaciones de invierno del año 2011 y la llegada de Elsa Vergara al colegio San Alberto Hurtado fue como profesora de 1° básico. Ella se destacó siempre por estar al servicio de sus estudiantes, familias y funcionarios del colegio. Su cercanía, empatía y carisma, hicieron que destacara entre sus pares. No pasó mucho tiempo, hasta que fue reconocida como presidenta de Bienestar y un año más tarde como presidenta del sindicato. Su amor por hacer las cosas bien y su incansable búsqueda de justicia, hicieron que todos los funcionarios del colegio se sintieran escuchados, apoyados y contenidos por ella. La “Tía Elsita” siempre estaba dispuesta y disponible para ayudar a cualquiera que lo necesitara.
Los últimos años, desde su rol de Encargada de Convivencia escolar, confirmaron su convicción por hacer las cosas bien, la búsqueda incansable del buen trato para todos y cada uno.

El paso de Elsita por nuestro colegio fue mucho más que su sonrisa, labios rojos y coquetería innata. Sus anhelos de justicia, amor y respeto, permanecerán y trascenderán en toda la familia del Colegio San Alberto Hurtado.

“Querida Elsita, tu partida inesperada deja enormes vacíos y grandes tareas para cada uno de nosotros, tu ejemplo y testimonio, nos inspiran a continuar con tu legado”.

 

  • José, siempre dispuesto a colaborar

Hace 33 años José Albarrán llegó al colegio Padre Damián de La Unión, buscando un trabajo y encontró un hogar. En un comienzo esto fue literal porque no tenía donde ir y una bodega se transformó en su casa. Con el tiempo, mientras él pasó de ser nochero a auxiliar y encargado de mantención, la palabra hogar cobró toda la relevancia de la calidez y el cuidado.

Durante años todos los arreglos, simples o complejos, pasaron por él.  “¿Tío Pepo, me puede arreglar esto?”, le pedían y entonces él tenía la solución. Siempre dispuesto a colaborar, con sencillez y cariño. Nunca decía que no.

Hoy los profesores recuerdan sus detalles, como cuando los esperaba muy temprano con las estufas encendidas y las salas tibias.

Vio crecer al colegio desde que este tenía las salas de madera y eran 11 funcionarios. En tres décadas nunca dejó de conmoverse cuando los alumnos ya grandes, volvían a saludarlo y a recordar el apoyo que les había brindado en su infancia. En 33 años nunca tuvo una licencia, hasta que le dieron la primera en marzo por la enfermedad que se lo llevó el 31 de ese mes.   

“Él era un hombre bueno, una cátedra de honestidad. Recuerdo cuando llegó al colegio solo teniendo una boina y una parka. Él siempre cuidó al Padre Damián como suyo”, recordó emocionado Leonel Delgado, director del colegio y quien compartió con Albarrán los últimos 33 años.





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