"Educar en sectores vulnerados es difícil, entonces el que permanece es por amor a los estudiantes. Eso es orgullo Belén: el amor a los niños y niñas. Quizá ustedes no son tan conscientes, pero esto que hay acá es 'caro' de ver, no se ve en general. Acá, ustedes educan con el corazón. ¡El alma está viva y reside en los directivos!".

Estas sentidas palabras fueron parte de las reflexiones que el obispo Álvaro Chordi entregó a los equipos directivos y líderes de Casa Central que desde la tarde del viernes al sábado vivieron un retiro en Casa Ignacio de Loyola de Padre Hurtado.

El encuentro estuvo iluminado por la lectura de Lucas 24, que relata cuando los dos discípulos caminaban a Emaús y no reconocieron cuando Jesús se les acercó, representada en el versículo: "¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino?".

Chordi invitó a los presentes a que, pensando en su experiencia de Jesús, se preguntaran en qué kilómetro de ese camino se encontraban. Más cercanos a Jesús y a Jerusalén, o en dirección a Emaús. 
"A veces los ojos no son capaces de reconocer al que te ama", dijo aludiendo a las veces en que no vemos a Cristo en lo cotidiano, en medio de las dificultades. "¿Si estás decepcionado o con sueños frustrados, cómo recobras la esperanza?", les interrogó e los llamó a reflexionar "¿en qué kilómetro del camino de la vida están, respecto de su experiencia con Jesús".

Luego, aludiendo al momento en que los discípulos reconocieron a Jesús cuando se sentó a la mesa, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio, preguntó qué experiencias de Jesús han tenido que los sostienen e invitó a evocar a reflexionar en qué estudiantes y situaciones del colegio viven al Cristo resucitado.

Los 144 directivos compartieron diversas experiencias que a diario se viven en el colegio, algunas muy difíciles y otras esperanzadoras y conmovedoras. "Todo lo que hacemos día a día, es para extender los brazos de otros. Podemos traer de vuelta a nuestros estudiantes de Emaús", dijo una subdirectora luego de contar un momento en que profesores de su colegio ayudaron a un estudiante.

"Ustedes han sido el Jesús para otros", comentó Chordi y una directora confirmó que "la pandemia nos enseñó que la escuela es más importante de lo que veíamos. Que en la sala de clases se producen los cambios". 

Pero junto a ese Cristo resucitado que se encuentra en los rostros de miles de estudiantes, otra directora acotó que en ante dificultades, los colegios ahora también encontramos "el Jesús crucificado y doloroso", que es "más humano y nos enseña a ser humildes de corazón ".

En ese desafío, de que "no todos los estudiantes tienen la posibilidad de caminar a Galilea", Chordi les animó y valoró que los directivos y los docentes son muchas veces como María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, al acoger y sacar adelante a sus estudiantes con "ternura, sencillez y humildad. ¿Por qué Belén Educa está en La Legua y en tantos otros sitios? Porque están haciendo vida ese gesto de María Magdalena con Jesús crucificado".

Agregó que en muchas ocasiones y en especial después de la pandemia, "no es sencillo sostener el dolor coral de muchos chicos. Les agradezco el servicio que prestan".

El segundo día de retiro Chordi invitó a los directivos a una nueva reflexión: "¿Dónde estás viendo al crucificado? ¿Cuál fue tu amor primero donde te encontraste con Jesús? Esa es tu Galilea", y les dijo que aún en medio de las dificultades "vas viendo que Jesús va adelante caminando por Galilea".Junto con ello instó a los directivos a cuidarse.

Acercándose hacia el final del retiro, Chordi acotó que Jesús envió a sus discípulos "de dos en dos, porque deben ir en comunidad" para dar a conocer el Reino de Dios, llevar la paz y estar en misión.
"Belén Educa genera paz en muchas casas".