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Discurso de Juan Enrique Guarachi en la Catedral

Sábado 31 de Octubre de 2015

 

Juan Enrique Guarachi, director ejecutivo de Fundación Belén Educa, se dirigió a la comunidad educativa y, después de saludar a los asistentes a la celebración eucarística en la Catedral Metropolitana de Santiago, agradeció con el siguiente discurso los 15 años de colaboración con la institución y de confianza en su quehacer.

"Qué alegría que estemos todos reunidos delante del Señor para darle gracias por estos 15 años.

Aún recuerdo la mañana del jueves 2 de marzo del año 2000. Belén Educa se presentaba con su proyecto educativo, con sus sueños, sus ganas y con su fuerza por querer ser un aporte a la educación en Chile, a través de la inauguración del colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez. Estoy viendo en el escenario de ese colegio a don Jorge Cisternas, a Monseñor Valech y al Presidente de la República, Eduardo Frei, cortando la cinta. Tres ciudadanos de nuestro país que representaban, en ese momento, a tres rostros de Chile: la empresa, la Iglesia y el Estado. Hombres de servicio, comprometidos con la patria. Este fue el primer escenario que vivieron nuestros primeros 720 estudiantes. Estos grandes próceres estaban dispuestos a comprometerse con sus vidas.

Este es el país que queremos, todos comprometidos con la educación de los niños, en especial con aquellos que han sido más postergados del devenir de Chile.

En el origen de la creación de Belén Educa estuvieron presentes dos desafíos. El primero fue la cobertura: eran muchos los niños y jóvenes de sectores vulnerables que no tenían acceso a escuelas. Entonces, participamos de una política central del Estado de Chile, contribuyendo -con la debida proporción- a disminuir el déficit. El segundo desafío, ausente hasta ese momento a nivel país, fue la calidad. Nuestro propósito siempre ha sido otorgar una educación de alto estándar. Lo que nos propusimos en 1999, junto a don Jorge Cisternas y el vicario de la Educación Juan de Castro, fue: si vamos a construir colegios, que sea con un proyecto educativo de excelencia. Teníamos la convicción de que todos los niños podían aprender y esta convicción se sustentaba en el carácter de la misión. La centralidad de esta convicción, para que transitara del creer a la certeza, era contar con profesionales con alto desempeño y con mucho corazón para lograr importantes transformaciones en la vida de los niños.  

Hoy han pasado 15 años y, gracias a Dios, el déficit de cobertura educacional nacional ya no es un problema y podemos decir con satisfacción que los niños y jóvenes de Chile tienen una escuela donde educarse. Este era el desvelo de don Jorge Cisternas Larenas, fundador de Belén Educa: “Todos los niños de Chile tienen que tener una escuela donde se puedan educar”, decía. Belén Educa modestamente colabora hoy con 12 colegios y con una matrícula de 13.790 alumnos.

La demanda por mayor cobertura también se expresó en la necesidad de que hubiese jornada escolar completa para que los niños permanecieran más tiempo en el colegio. Sin embargo, este anhelo propio de un país emergente, que aspira a tener una población letrada y educada, se enfrentó con la falta de profesionales para responder a la explosiva demanda de más escuelas. Este déficit de docentes provocó un boom en la creación de carreas de pedagogía. Unas buenas y otras malas.

En el desafío por entregar educación de calidad, Belén Educa con el tiempo se ha transformado no sólo en escuelas para los niños, sino en una escuela para profesores. Para nosotros es central el desarrollo profesional docente y, por tanto, la obligación de formar profesores o maestros líderes, con la competencia de acompañar a docentes en el ejercicio de la profesión, directamente en sala de clases, y así alcanzar los aprendizajes esperados en nuestros niños y jóvenes.

Hemos desarrollado una cultura de crecimiento, queremos poner todo nuestro esfuerzo al servicio del país. En la medida de nuestras fuerzas queremos estar en aquellos lugares vulnerables, con bajos resultados y donde podamos seguir siendo un aporte en la calidad de la educación. Son 12 colegios en 15 años. El 2008 don Jorge culminó una primera etapa de la Fundación con la construcción del octavo colegio: el San Alberto Hurtado, en la comuna de Pudahuel.  

En esta ruta de crecimiento hemos tenido grandes y fieles colaboradores. Los ocho primeros colegios de la Fundación fueron construidos por don Jorge, ingeniero y empresario de la construcción que puso todo su talento al servicio de familias de sectores vulnerables, con la construcción de viviendas, iglesias y colegios. Fue un discípulo de San Alberto. Fue un honor y un privilegio conocerlo y trabajar con él: valiente, generoso y amante de su país, de la justicia y la importancia de colaborar con la nación, y particularmente con aquellos que necesitan más. Junto con sentirnos tan agradecidos de don Jorge Cisternas Larenas por poner la “primera piedra” y ser fundamental en este hermoso proyecto que es Belén Educa, estamos agradecidos de su señora, Paulina Zañartu, y su familia, sus trece hijos y en particular por la Constructora Bío-Bío, todos muy presentes e importantes colaboradores.

En estos 15 años también tenemos el gusto de agradecer al Estado, pues a través de él se suma la colaboración de todos los chilenos y es la razón por la cual somos sin fines de lucro. Tenemos el orgullo de decir que todos los recursos van a la educación de los niños de la Fundación.

Agradecemos muy en especial a la Iglesia, pues a través de ella y de la formación que nos ha entregado, somos capaces de escuchar la voluntad de Dios y lo que Él nos pide.

En esta ocasión agradecemos especialmente a  don Anacleto Angelini y a su señora Marita Noceda, hoy representados en Roberto Angelini y en su comprometido equipo de Empresas Copec. Su respaldo permite la ejecución de muchos programas. Gracias por estar presentes en el caminar de la Fundación.

Destacamos la presencia de Banco Santander, con su compromiso fiel desde el año 1 de la Fundación, representado en ese momento por Mauricio Larraín y hoy por sus ejecutivos comprometidos por la educación.

Valoramos las ayudas permanentes que nos otorgan Fundación Irarrázaval para nuestros estudiantes del TP y el importante apoyo de Fundación Aninat.

Hoy quiero a nombre de Fundación Belén Educa agradecer, por sobre todo, a quienes forman parte de esta comunidad: a los directivos, muy en especial a los directores de cada uno de los colegios, a los coordinadores, encargados de área y a todos y cada uno de los docentes; a los distintos profesionales y a los asistentes de la educación de la Fundación. Ustedes son los que día a día hacen posible que el sueño de entregar educación de calidad para todos y para cada niño, sea una realidad. Ustedes son los que consiguen, a través de su trabajo, que nuestros alumnos sean felices y tengan altas expetativas en ellos mismos. Agradezco también a tantos que durante estos años han participado de la Fundación.

Quiero agradecer con especial cariño, y hacer un reconocimiento personal, a las miles de familias que con lealtad y confianza nos han entregado a sus hijos para que los formemos.

Después de culminado este período de construir colegios, el 2013 retomamos la ruta del crecimiento e iniciamos una nueva etapa cuando acogimos cuatro colegios de la Corporación Molokai, con una matrícula de 2000 alumnos. La novedad de esta práctica y el desafío fue asumir 4 nuevos establecimientos en funcionamiento, con una cultura bien marcada y dispuestos a que nos integrásemos y desarrollásemos un proyecto común.  Han pasado tres años, aún nos queda mucho por crecer, sin embargo los avances son significativos y nos generan la confianza de que es posible sumar a otros con semejantes características.

Con la Corporación Molokai aprendimos que por las personas, por los niños, vale la pena correr riesgos y estar dispuestos a empeñar los mejores esfuerzos.

En todos estos años hemos formado un equipo, hemos aprendido de muchos: de universidades, de colegios que lo hacen bien, hemos mirado prácticas exitosas en el extranjero, asistido a seminarios y capacitaciones. Hemos generado redes colaborativas con otras instituciones afines y, por sobre todo, hemos aprendido de nosotros mismos. Hoy tenemos un equipo de profesionales con mucho talento, directivos y docentes que integran el equipo que acompaña a los niños y jóvenes con necesidades educativas especiales, los asistentes de la educación. Su entrega permite hacer realidad el desafío de que todos los niños pueden aprender.

Hoy tenemos mayores competencias para diseñar módulos de aprendizaje e instrumentos de evaluación, tenemos mayor rigor para ingresar a la sala con la planificación clase a clase. Reconocemos el impacto que produce acompañar  a un docente a través de la observación de clases y entregarle una retroalimentación, aprendemos de los datos que evidencian aprendizajes. Todas estas acciones y estrategias permiten que nuestros profesionales, los maestros de nuestros niños y jóvenes, desarrollen capacidades, se sientan seguros, experimenten significativas transformaciones en sus vidas y en su profesión y se reencanten con su vocación. Este es el profesor que estamos formando: el que tiene el carácter, la fortaleza, el empuje, las ganas de aprender, el sello de Belén Educa, para formar a sus estudiantes.

Estamos formando a un líder, a un maestro, a aquel que impacte la vida de un niño, que sea un modelo, alguien que cree en sí mismo y en los niños. Un profesional que refleja que su vida tiene sentido. Esta es la misión, este es el foco, aquí está concentrada nuestra misión. Estamos y queremos dar lo mejor a nuestros profesionales. Que nuestro equipo ame lo que hace, que juegue su vida por aquello que ama. Soy testigo de las declaraciones que formulan: “En Belén soy parte de un equipo”, “acá he aprendido”, “recuperé  mi vocación”, “mi vida tiene sentido”, “estoy participando en la transformación de la vida de un niño”. Y cuando escucho estas confesiones, que provienen del corazón de los docentes y líderes, me siento feliz, me sumo a aquellos que colaboran con un país más humano, más digno y más justo. Esta es la misión que nos conmueve, construir un país donde los niños, sobre todo aquellos de sectores vulnerables, tengan reales oportunidades.

Queridos alumnos, esfuércense y al egresar de cuarto medio hagan sus prácticas profesionales para ser técnicos de nivel medio, accedan a estudios superiores y titúlense para ser también grandes colaboradores en la construcción de este querido país que requiere gente noble, confiable, responsable, y que por sobre todo quiera a su país y a su gente. Este es el sello que quiere imprimir Belén Educa en sus niños. Esta es la misión que Dios nos encarga todos los días. Que Él nos bendiga a todos".





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